Pidan y se les dará; busquen y hallarán; llamen a la puerta y se les abrirán. Porque el que pide, recibe, el que busca, halla, y al que llame a una puerta, le abrirán.
La mujer vio que el árbol era apetitoso, que atraía la vista y que era muy bueno para alcanzar la sabiduria. Tomó de su fruto y comió y se lo pasó en seguida a su marido, que andaba con ella, quien también lo comió.